Mi más grande sueño desde que era una niña, era ser feliz. Yo no sabía que era eso, pero sabía lo que era no serlo. Creía que era algo que iba a encontrar como cuando pensamos que encontraremos al príncipe azul, algún día…

Sin embargo pasa el tiempo y nos damos cuenta de que hemos crecido creyendo en falacias perpetuadas por los cuentos de princesas, creencias y condicionamientos que se pasan de generación en generación, hasta que un día decides des-aprender todo lo que habías dado por cierto y verdadero, simplemente porque te das cuenta de que has perseguido esta anhelada felicidad, en los lugares equivocados.

Empecemos por definir que es en sí, la felicidad en términos generales, de acuerdo a wikipedia, es el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.

A través de los años escritores, poetas y filósofos han escrito sobre este tema, pero es ahora en la actualidad donde se ha convertido en la meta de muchos, pensando que es algo que hay que buscar.

Y es así como estamos en una carrera, en la gran búsqueda del “tesoro” y buscamos la felicidad en religiones, personas, objetos materiales, logros profesionales y de riqueza.

Creemos que cuando encontremos a la persona ideal para compartir nuestra vida, entonces seremos felices. Que cuando tengamos la casa o el carro de nuestros sueños, entonces seremos felices. Que cuando tengamos el cuerpo deseado, entonces seremos felices y la lista de cosas que deseamos como parámetro de nuestra felicidad es interminable. Pero ¿qué pasa cuando lo logramos? ¿Cuánto tiempo nos dura esa felicidad? No por mucho tiempo, porque creamos esta felicidad en contingencia a estos factores externos, factores que pueden no estar en nuestro control.

La felicidad no es algo que se logra, es algo que se vive como un estilo de vida, tal como lo sería por ejemplo, elegir comer sano y ejercitarse, para gozar de buena salud física.

La palabra clave es ELEGIR, tenemos el poder y la responsabilidad de ser felices o no, porque estamos hablando desde SER, no de TENER, pero solo podemos hacer esta elección cuando despertamos nuestra consciencia, cuando dejamos de vivir en ‘piloto automático’, cuando llegamos a la realización de que la felicidad es el viaje, no el destino, mismos que decidimos nosotros y nadie más sin importar cuáles hayan sido o sean nuestras circunstancias, porque la felicidad ha estado siempre en nosotros y es algo que podemos sentir y ser desde este mismo instante, al estar presente en el ahora y darte cuenta de que no necesitas nada más para ser feliz.